Sobre Dios, El Universo y Spinoza
por Ariel Mestralet
Demás está decir que el dios de Spinoza es una idea controversial que ha sido objeto de muchos y acalorados debates a lo largo de los siglos. En este humilde pero serio trabajo, y a sabiendas de que tal vez yo mismo no esté a la altura de las circunstancias, intentaré explorar dicha concepción del ser supremo tal y como lo suponía Spinoza pero desde una perspectiva moderna y científica, mientras que me centraré en cómo su filosofía puede ser muy relevante y necesaria en los tiempos que corren.
Un Dios diferente
La concepción del Dios de Spinoza se puede entender como una especie de monismo naturalista, que busca explicar la realidad a través de una sola sustancia. Así, todo lo que existe, incluyendo a los seres humanos, las plantas, los animales y los objetos inanimados, son modificaciones o modos de la sustancia divina. De esta manera, Dios no es una entidad separada o ajena al mundo, sino que es la propia naturaleza del universo.
Desde una perspectiva moderna, la concepción de dicho ente puede ser vista como una forma de panteísmo que se enfoca en la presencia de Dios en todas las cosas; es decir, no es algo que está separado o distante del mundo material, sino que es la esencia misma de la realidad que nos rodea.
Esta concepción ha sido abordada por varios pensadores y científicos modernos. El físico teórico Albert Einstein, por ejemplo, expresó su admiración por la filosofía de Spinoza llegando incluso a decir que creer en un Dios personal le parecía un concepto antropomórfico sin ninguna base científica.
Einstein se refiere así a otra de las fuentes de conflicto entre la ciencia y la religión: el concepto de un Dios antropomórfico. Él sostiene que la idea de un Dios personal, es decir, de un ser omnipotente responsable por propia voluntad de todo lo que ocurre, tanto en la naturaleza como en las acciones humanas, resultaría difícilmente conciliable con la ciencia, misma que postula la existencia de leyes, y cree en la causalidad y necesidad naturales, rechazando por principio toda otra clase de causalidad intencional. Algo interesante que surge de esto es que Einstein argumenta que las religiones deberían abandonar la doctrina de un Dios personal si es que quieren mantener su influencia en un mundo cada vez más dominado por la ciencia, y propone lo que él mismo denomina un "refinamiento" de la religión por medio de la ciencia, en las que éstas se hacen casi indistinguibles y llegan a guardar las más curiosas relaciones de complementariedad.
Volviendo a Spinoza y a su modelo de Dios, en la actualidad, muchas disciplinas científicas como la física, la biología y la neurociencia, han ampliado nuestra comprensión del mundo natural. Sin embargo, a pesar de estos avances, sigue habiendo preguntas fundamentales que la ciencia aún no puede responder, como por ejemplo, cuestiones fundamentales sobre el origen del universo, la naturaleza de la conciencia humana y la existencia del bien y del mal, por mencionar algunos. Es aquí donde la concepción del Dios de Spinoza puede ser relevante.
Desde una perspectiva spinozista, Dios es la esencia misma de la realidad, y todo lo que existe es una manifestación de esta esencia divina. De esta manera, la idea de Dios puede proporcionar un marco filosófico para entender el mundo y nuestra existencia en él, sin la crudeza y el impacto social negativo que suelen tener posturas como el Ateísmo Científico Intransigente.
Esta concepción puede tener implicaciones en la forma en que entendemos la ética y la moralidad, ya que según este filósofo, la virtud y el bienestar están intrínsecamente relacionados, y la búsqueda del bienestar personal puede conducir perfectamente a la virtud y al bienestar colectivo. En otras palabras, no hay contradicción entre buscar la felicidad personal y trabajar por el bien común. Esta idea puede ser muy relevante en la actualidad, donde a menudo se plantea la dicotomía entre el bienestar personal y el bienestar colectivo, y donde hay una creciente preocupación por el impacto de nuestras acciones en la sociedad y en el medio ambiente.
Otras implicaciones importantes serían las formas en que entendemos la espiritualidad y la religión. Según sus postulados, la religión no debería ser vista como una fuente de conocimiento divino, sino como una forma de conectarse con la esencia divina del universo. En lugar de enfocarse en la adoración o la sumisión a un Dios personal, la espiritualidad spinozista se centra en la contemplación de la naturaleza y la búsqueda de la verdad.
Es notorio que la espiritualidad ha adquirido una importancia creciente en la sociedad moderna, especialmente en un mundo donde muchas personas se sienten desconectadas de lo esencial y buscan una forma de encontrar significado y propósito para sus vidas. En este sentido la escuela de Spinoza puede ser una fuente de inspiración para aquellos que buscan una conexión más profunda con el mundo natural, lo que muy bien podría traer significado a sus propias y vacías existencias.
No todo es tan simple
Sin embargo y pese a todos estos aspectos positivos mencionados, y como era de esperar, la concepción de Dios que plantea Spinoza también ha sido objeto de críticas y ataques. Uno de los principales argumentos en contra de la idea de Dios como sustancia única, es que parece contradecir la experiencia cotidiana de la diversidad y la multiplicidad en el mundo. ¿Cómo puede ser que todo lo que existe sea una sola sustancia, cuando hay tantas variedad de cosas en el mundo? Sin mencionar, por supuesto, que tal discernimiento sobre una única sustancia parecería dejar poco espacio para la libertad y el libre albedrío. Conceptos centrales de la experiencia humana.
Si hablamos de ciencia, esta filosofía parece contradecir las ideas modernas sobre la naturaleza del universo. En la actualidad, la ciencia nos dice que el universo es un sistema complejo y dinámico, compuesto por una gran variedad de partículas y energías que interactúan entre sí de formas complejas. ¿Cómo puede ser entonces que todo esto sea una sola sustancia divina?
Los pensadores al rescate
En respuesta a estas críticas, algunos filósofos y pensadores modernos han propuesto interpretaciones más flexibles de la filosofía de Spinoza. Se sugiere entonces que la ciencia moderna no necesariamente contradice la idea de Dios como sustancia única, sino que simplemente nos muestra una imagen más compleja y detallada de la naturaleza de la realidad. Así, la idea de Dios como sustancia única podría ser vista como una metáfora o una forma de hablar sobre la unidad y la interconexión de todo lo que existe, en lugar de una afirmación literal.
Desde esta nueva perspectiva, la ciencia no es una amenaza para la filosofía de Spinoza, sino que es una forma de profundizar nuestra comprensión sobre la naturaleza divina del universo. En tal sentido Dios puede ser entendido como una especie de principio organizador o patrón que subyace a todas las cosas en el universo, que da forma y coherencia a los procesos complejos que lo componen. Visto así, Dios no es una entidad separada o sobrenatural, sino una fuerza o energía que se manifiesta en todas las cosas en el universo.
Profundizando un poco en este sentido, la Teoría del Caos y la Complejidad nos dice que los sistemas complejos, como los patrones climáticos, o las redes neuronales en el cerebro humano, pueden ser modelados y entendidos como sistemas dinámicos que se comportan de maneras complejas e impredecibles. Sin embargo, a pesar de esta complejidad aparente, dichos sistemas también tienen patrones y estructuras subyacentes que pueden ser descubiertos y comprendidos a través de la observación y el análisis.
De manera similar se puede entender la relación entre la mente y el cuerpo desde una perspectiva iluminada por la ciencia moderna y exenta de cualquier tipo de superchería proveniente del angustioso y oscuro pasado de la humanidad. Ya Spinoza argumentaba que la mente y el cuerpo son dos aspectos de una misma sustancia, y que la mente es simplemente una propiedad emergente del cuerpo que surge a partir de su complejidad.
En la actualidad, la neurociencia y la psicología nos dicen que la mente y el cuerpo están estrechamente relacionados y que muchos aspectos de la mente, como la conciencia y la percepción, pueden ser entendidos como procesos físicos que se producen en el cerebro. Desde esta perspectiva, Dios puede ser visto como una forma, tal vez poética, de entender la relación entre mente y cuerpo, y lo mejor de todo, integrando la ciencia moderna con la filosofía clásica de una manera más coherente y significativa. Tal vez el santo grial del conocimiento que todo científico y filósofo que se precie, ha venido buscado infructuosa pero incansablemente.
¿Una conclusión satisfactoria?
Intentando llegar a una conclusión satisfactoria, al menos para este humilde buscador de sentidos, la concepción del Dios de Spinoza es una idea fascinante y desafiante que durante siglos ha sido, y continúa siéndolo aún, objeto de arduos debates y controversias. Pero que desde una perspectiva moderna y científica, representa la posibilidad de entender, al menos de manera macroscópica, la unidad y la interconexión de todas las cosas en el universo. Con el valor agregado de que sirve como fuente de inspiración para aquellos que buscan una conexión más profunda con la naturaleza y una forma de encontrar significado y propósito en sus vidas. Es decir, un modo trascendental de sentir que la existencia adquiere sentido, sin recurrir a mitos ni sistemas adoctrinadores obsoletos.
En última instancia, es una idea que sigue desafiando nuestras suposiciones y creencias sobre el mundo que nos rodea y por tanto nos invita a explorar nuevas formas de pensar y entender la naturaleza y al cosmos, así como nuestro lugar en el. Ya sea que lo interpretemos como una única sustancia concreta, un principio organizador o una fuente de inspiración espiritual e intelectual, la idea de este Dios sigue siendo una fascinante fuente de debate para aquellos que buscamos comprender el mundo, y nuestro lugar en él, mediante la práctica de la tolerancia y el respeto hacia todo lo que nos rodea, seres humanos incluidos.
Referencias
Einstein y la religión - Universidad de Chile (Anales de la Universidad de Chile, Sexta Serie, Nº 9, agosto de 1999).
"Ética" de Baruch Spinoza (1677)
Autor: Baruch Spinoza
Editorial: Varias editoriales, incluyendo Cambridge University Press, Oxford University Press y Penguin Classics
"Spinoza: Una vida" de Steven Nadler (1999)
Autor: Steven Nadler
Editorial: Tusquets Editores
"Spinoza: Filosofía Práctica" de Gilles Deleuze (1981)
Autor: Gilles Deleuze
Editorial: Ediciones Cátedra
"Spinoza and the Stoics" de Christopher Brooke (2015)
Autor: Christopher Brooke
Editorial: Cambridge University Press
"Spinoza's God" de Della Rocca, Michael (2008)
Autor: Michael Della Rocca
Editorial: Cambridge University Press
"The God of Spinoza: A Philosophical Study" de Richard Mason (1996)
Autor: Richard Mason
Editorial: Cambridge University Press
"Spinoza and the Politics of Renaturalization" de Hasana Sharp (2011)
Autor: Hasana Sharp
Editorial: University of Chicago Press
"Spinoza's God: A Guide for the Perplexed" de Alexander X. Douglas (2017)
Autor: Alexander X. Douglas
Editorial: Bloomsbury Publishing
"Spinoza's Radical Theology: The Metaphysics of the Infinite" de Charlie Huenemann (2011)
Autor: Charlie Huenemann
Editorial: Indiana University Press
"Spinoza's Ethics: An Introduction" de Steven B. Smith (2018)
Autor: Steven B. Smith
Editorial: Princeton University Press
"The Cambridge Companion to Spinoza's Ethics" editado por Olli Koistinen (2009)
Autor: Varios autores, editado por Olli Koistinen
Editorial: Cambridge University Press