CURIOSIDADES
Antigua estampilla francesa en homenaje a Julio Verne. Detrás, su famoso Nautilus.
Fuente: Revista Mundo DinersAciertos de Julio Verne
Julio Verne no necesita prácticamente presentación. Cualquier amante de la ciencia ficción ha leído como mínimo algún volumen de la prolíficas obra suya. Sin embargo les recomendamos esta biografía que pronto estaremos subiendo al sitio y donde, en un trabajo de investigación de los que nos caracteriza, ahondaremos en su enigmática vida. Mientras tanto, les dejamos algunos de sus aciertos más asombrosos, muchos de los cuales también son ampliamente conocidos mientras que otros son sencillamente asombrosos.
El submarino eléctrico
En «Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino», tal vez el trabajo suyo más famoso y que ha sido llevado al cine en varias oportunidades (¿quizás por eso mismo el más popularmente conocido?) se nos presenta al enigmático Capitán Nemo, un alienado que viaja por los océanos del mundo en su enorme submarino eléctrico: el Nautilus.
Para nosotros, acostumbrados a los ingenios electromecánicos no hay mucha sorpresa puesto que esta nave de ficción no es muy diferente de muchos submarinos modernos. Pero recordemos que la novela fue publicada en 1870 y si bien ya existían algunos prototipos como por ejemplo el primer submarino de hélice del mundo en el que sin dudas se basó, el Nautilus diseñado en 1800 por el ingeniero estadounidense Robert Fulton para Napoleón Bonaparte, estos no eran eléctricos y no podían permanecer bajo el agua por más de media hora. Así, el primer submarino completamente eléctrico real vio la luz recién catorce años más tarde, en 1884. Construido por Isaac Peral para la Armada Española y no por casualidad.
Si bien la energía eléctrica de los submarinos modernos se la debemos al poder del átomo en el caso de los submarinos atómicos, y al almacenaje en grandes baterías estándares para los clásicos, la del Nautilus era generada mediante un proceso químico que involucraba sodio y mercurio. Es decir, utilizaba baterías de sodio-mercurio. Algo que no era del todo ajeno a la ciencia de la época pero si que era aun incipiente y que Verne supo transpolar con mucha visión de futuro.
Armas eléctricas
Tanto confiaba Verne en el poder de la electricidad que incluso las armas a bordo del Nautilus usaban choques eléctricos. Las primeras pistolas tasers con una tecnología similar recién comenzaron a ser desarrollados en 1969. Sin embargo en «Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino», se describe a estas armas como contenedores eléctricos» que luego nos enteramos que son ni más ni menos que «Botellas de Leyden», lo que no es otra cosa que condensadores eléctricos en los que la electricidad es almacenada a una muy alta tensión.
Con el más pequeño toque esta energía se descarga en el blanco, dejando al animal fuera de combate. El mismo Nautilus es en cierto modo un arma de estas características.
Los noticiarios
En la novela corta «En el año 2889» publicada por entregas en el periódico «El Siglo XIX» Verne nos cuenta que en lugar de estar impreso, el Earth Chronicle es hablado cada mañana a los suscriptores y estos conocen las noticias del día a través de conversaciones con reporteros, estadistas y científicos. La primera transmisión de noticias por radio no ocurrió hasta 1920, y la primera en televisión fue recién en 1948.
Además en este texto se detallan trenes que se deslizan dentro de tubos neumáticos a muy altas velocidades, acumuladores que proporcionan calor, electricidad o fuerza mecánica por medio de energía solar.
Videoconferencias
En la misma obra describe también el «fonotelefoto», algo que luego de la pandemia de Covid-19 (2020) se ha popularizado masivamente, solo que nosotros lo llamamos «videoconferencias». El sistema descrito por el escritor permite “la transmisión de imágenes por espejos sensibles conectados con cables” y, como si fuera poco, permiten recibir y transmitir noticias, del modo en que podemos hacerlo con nuestros modernos teléfonos celulares o escuchar música que llega a los oyentes a través de bellísimos acordes determinados por complicadas fórmulas algebraicas.
Fuente: midiocracia.
Demás está decir que el fonotelefoto es una de las primeras referencias a las videollamadas en la ficción.
Holografía
«En el año 2889» asistimos también al espectáculo de gigantescos edificios con proyectores que lanzan a las nubes inmensos anuncios. Esta tecnología recibe el nombre de «publicidad atmosférica».
“Todo el mundo ha notado esos enormes avisos reflejados en las nubes, tan grandes que se podrían ver desde la población de ciudades completas o incluso países”, decía Verne.
Cámaras submarinas
El capitán Nemo, en el libro, toma una fotografía en el fondo del mar pero esto sería solo posible recién 20 años más tarde, gracias a Louis Boutan, pionero de la fotografía subacuática.
El módulo lunar
Escribió «De la Tierra a la Luna» en 1865. Esta, junto con «Veinte Mil Leguas...», son sin dudas sus dos obras referenciales y por las que más se lo conoce. Lo que tal vez no todos sepan es que está novela guarda muchos paralelismos con la realidad. Así, por ejemplo, la tripulación del primer viaje experimental estuvo compuesta por animales. En la carrera espacial de la vida real, los primeros enviados al espacio exterior fueron... moscas de la fruta, que volaron a una altura de unos 100 kilómetros dentro de un cohete nazi, el V2 en 1947. Luego les seguirían monos, perros y hasta un gato.
Continuando con las coincidencias: en la novela, el cañón que disparaba la nave se llamaba Columbiad. En 1969, la nave real tuvo un nombre similar: Columbia, y ambas, ficticia y real, estaban fabricadas de aluminio y tripuladas por 3 hombres. La nave de la novela pasaba 5.345 kg y la real, 5.621 kg. Incluso el lanzamiento ocurrió en lugares muy similares de la península de Florida. Cabo cañaveral en la realidad y Cabo Town en la ficción. Todos los cálculos que el autor realizó para el despegue fueron muy parecidos a los que realizó la NASA para el alunizaje y el viaje duró en ambos casos cuatro días.
Ahora bien; a día de hoy sería tonto insistir en que todo aquello se trató solo de meras coincidencias o una predicción mágica sin más. El viaje que se narra en la novela guarda muchas similitudes con la misión del Apolo 11 de la NASA de cien años más tarde, si, pero si nos enfocamos en la idea de que Verne era un gran investigador y un detallista consumado no es muy loco suponer que, más que una predicción, estamos ante una reutilización de los datos y resulta lógico considerar que la gente encargada de la misión se inspiró en la novela de Verne al momento de la misión.
Al respecto, por como se dieron las cosas en la novela, la coincidencia en la cantidad de tripulantes entre el viaje real y el imaginado por Verne es sólo eso: una coincidencia. Tal vez lo interesante aquí sea que los técnicos de la NASA que planificaron la misiones Apolo (la mayoría de los cuales habían leído a Julio Verne en su juventud) tenían la noción inconsciente de que a la Luna se viaja de a tres, o tal vez tres sea un número óptimo.
Lo del país organizador es más interesante. Hoy nos parece obvio que la empresa de viajar a la Luna sólo puede llevarse a cabo por una superpotencia. Pero en 1865 Estados Unidos era lo que hoy llamaríamos una «potencia emergente». Si que es llamativo que Verne haya visto en el espíritu emprendedor del pueblo norteamericano la iniciativa como para emprender algo tan descabellado como viajar a la Luna.
La coincidencia en la duración del viaje es estrictamente científica. Verne impulsa su proyectil con un cañón mientras que las naves espaciales reales se impulsan por cohetes. Sin embargo en ambos casos se necesita una velocidad inicial para dejar la tierra y luego se continúa por inercia y un juego entre las atracciones terrestre y la lunar. Aún en el caso de las naves reales, los cohetes actúan sólo durante unos pocos minutos previo a eso. Alcanzadas esas condiciones, adivinen que: el tiempo del viaje es de cuatro días.
Finalmente y sobre al mejor lugar para el lanzamiento, para enviar un proyectil (o un cohete) a la Luna, conviene hacerlo cerca del ecuador donde se aprovecharía el envión adicional que proporciona la rotación terrestre (Como lanzar una piedra atada a una cuerda). Y el punto de los Estados Unidos más próximo al ecuador es, justamente, la península de Florida. Así mismo, Europa está demasiado lejos del ecuador como para servir de base para lanzamientos de naves espaciales. Por eso, las misiones de la Agencia Espacial Europea parten de la Guayana Francesa, en América del Sur.
Amerizaje desde el espacio
En la continuación de «De la Tierra a la Luna», es decir «Alrededor de la Luna» (1870), Verne imagina que en el retorno, la nave espacial caería en el océano y saldría flotando, tal como lo hicieron muchas de las primeras misiones espaciales. Nuevamente, esto a todas luces parece la forma más obvia de hacerlo. Nada de superchería por aquí.
El helicóptero
En la novela «Robur el Conquistador» (1886), Julio Verne describe una embarcación llamada Albatross, con muchos mástiles, sobre los cuales hay hélices, que giran gracias a una maquinaria interna. Muchos han visto en esta descripción al helicóptero moderno, sin embargo, cabe señalar en este caso que antes de Verne escribiera la novela ya había otros que habían teorizado sobre la posibilidad de crear vehículos con hélices.
Internet
La novela «París en el siglo XX» (1863) fue publicada recién en 1994, luego de que el bisnieto del autor encontrara el manuscrito en 1989. En ella Julio Verne habla de una red internacional de comunicaciones y la describe como una especie de telégrafo mundial que conecta a distintas regiones para compartir información. Pero no sólo eso. La novela trata de un hombre que vive en una ciudad con rascacielos de vidrio, trenes de alta velocidad y coches impulsados por gas.
Dato curioso: la novela no se publicó en su momento porque el editor de Verne, Hetzel, consideró que tenía un tono pesimista, algo así como lo que hoy definiríamos de distopía.
La conquista de los polos
En «Las aventuras del capitán Hatteras» (1866) narra una expedición con el objetivo de conquistar el Polo Norte. Faltaban aún 40 años para que Robert Peary llevase a cabo esta hazaña.
Algo parecido sucedió con el Polo Sur en «La esfinge de los hielos» (1897), donde los protagonistas llegan en barco hasta la Antártida. Pero recién en 1909 Ernest Shackleton logró alcanzar el punto más al sur del planeta.
Fuente: Wikipedia.
Inspirado en la publicación de Instagram de Ornella D'aiuto
«Aciertos de Julio Verne»
Referencias
La predicción de inventos en la literatura de Julio Verne - Mundo Dinners (24 de septiembre de 2021).
10 predicciones de Julio Verne que se hicieron realidad - Fayerwayer (08 de febrero 2012).
Errores y aciertos en las profecías de Julio Verne - La Vanguardia (19 de octubre de 2019).
Cómo funcionaba "Nautilus"... - BBC News mundo (30 de junio de 2019).
5 tecnologías que Julio Verne predijo en sus libros - Código Espagueti (8 de febrero de 2018).
Botella de Leyden - Wikipedia.
En el año 2889, novela corta de Julio Verne - Universidad Nacional Autónoma de México (2004).
Aciertos, errores y curiosidades en la obra de Julio Verne - Eterna Cadencia (20 de enero de 2010).
Midiocracia - Fonotelefoto (4 de febrero de 2008, portugués).